Saturday, May 20, 2017

Ayer

Las cosas cambian de un día para otro. 
Estoy sentado en el baño con el computador -porque hay cosas que nunca cambian- y no dejo de pensar en ayer, en toda la semana pasada en realidad, en las expectativas, en la realidad -que esta vez superó con creces a la ficción-, en mi, que difícilmente me habría imaginado en esta posición, en años de negación buscando lo imposible y forzando las cosas para darle en el gusto al resto.
Ayer fue bacán y si siempre digo que nunca actúo acorde a mi edad, ayer fue un terremoto. Ayer tenía quince y tenía treinta, ayer no me importaban esos detalles mundanos.
Ayer la pizza tenía otro sabor y el frío -tan usual en mi- se sentía distinto. 
Ayer no importó dónde dejé el auto ni cuánta plata había en mi destruida billetera (nota mental, necesito una billetera), menos me importó la gente extraña que pasaba por la calle, qué me importa que me puedan decir algo si yo era el más feliz esos segundos que estuve sentado en tu auto.
Ayer me senté en mi frío auto y conduje delante tuyo hasta que nuestros señalizadores apuntaban a lados opuestos, te miré una última vez, esperando que volvamos a interrumpir el tránsito con mi torpe estacionada y mi plan innecesariamente complicado para encontrar un destino. Yo soy así, trabajólico, bueno para hablar, bueno para mirar y malo para entender, así, innecesariamente complicado, ignorando el teléfono y avisando en la casa que iba a llegar tarde por motivos que no se ajustaban a la realidad.
Ayer fue bacán y pase lo que pase en el futuro, aunque no pase nada, nadie me va a quitar ayer. 
subtle

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