Sunday, April 14, 2019

De tanto vivir tengo escalofríos

A veces me canso, es una lucha tan cuesta arriba contra mi cuerpo, contra lo que sea que disponga que las cosas sean de cierta manera. A veces es mejor no creer nada, de otro modo es cruel. Mi cuerpo está cansado, está mareado y eternamente preocupado. A veces quisiera salir y comer lo que quiera o salir a caminar o a bailar solo con las llaves y el teléfono.
A veces pienso en cómo será ir a trotar sin andar con un bolso, a veces pienso en estar abajo y en la predecible condena del dolor de cabeza. A veces pienso en los pinchazos y ya no quiero más. A veces quisiera no comer y estar bien, ya sabes, como todo el resto.
A veces no quiero más. A veces estoy cansado. A veces también me impresiono con estos pensamientos. Uno pensaría que nueve años después las cosas las logro aceptar mejor. En parte es así pero en parte no tanto, a veces me detengo porque lo único nuevo en estos últimos nueve años es darme cuenta de lo nefasto que es ir a hospital a mendigar un poco de salud, a ver si alguien tiene cara para no darme lo que necesito para seguir. Cuando solo pienso en mi salud que solo se deteriora cada día y la amenaza de una vejez cruel o inexistente se transforma en culpa cada que vez que me como algo y es solo un cruel recordatorio cada vez que la magia matemática se traduce en un pinchazo, en preguntas y en compasión.
Hay que seguir soportando, hasta que quizá un día deje de estar enfermo, ese día en el que me pueda quedar dormido a cualquier hora sin preocuparme de nada.